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Bugatti EB110 el abuelo del Bugatti Chiron.


Bugatti EB110 el abuelo del Bugatti Chiron.

Publicado en 2019-08-15

El EB110, el sueño de Romano Artioli

Hoy en día Bugatti es la marca más exclusiva del Grupo Volkswagen. La dirige uno de los máximos ejecutivos del grupo, Stephan Winkelmann, tras su exitoso paso por Lamborghini y Audi Sport. Es una marca rentable, de imagen y sobre todo una herramienta perfecta para dejar bien claro cuál es el potencial tecnológico del Grupo Volkswagen.

Sin embargo, en los años 80 fue un entusiasta italiano llamado Romano Artio liquien dio vida a un proyecto fugaz y megalítico, cuyo fruto fue el espectacular Bugatti EB110.

 

Artioli es un empresario italiano del sector del automóvil. Además de coleccionista especializado en Bugatti, era importador para el país transalpino de algunas marcas japonesas de coches y también comercializaba Ferrari en el norte de Italia.

A mediados de los años 80 comenzó a soñar con su propio súper coche, el cual debía ser elegante, sin compromisos y muy rápido. Debía tener todo lo que no encontró en los súper coches del momento.

Ese fue el germen que dio lugar al Bugatti EB110, el primer Bugatti moderno desde que el último fuese construido allá por el año 1956.

Bugatti, una marca francesa en Italia

Artioli se hizo con la marca y los derechos de uso en 1987, fundando Bugatti Automobili S.p.A. A pesar de que Bugatti en origen era una marca francesa, el empresario decidió situar los cuarteles generales de su nueva marca en la región de Emilia Romagna, al lado de Modena en Campogalliano.

¿El motivo? Esa zona era muy prolífica en cuanto a marcas de coches. De Tomaso, Ferrari, Maserati y Lamborghini estaban cerca de allí y eso hacía que la bolsa de trabajo de especialistas en automoción fuese más amplia que en otros sitios.

El arquitecto que se encargó del proyecto era el famosísimo Giampaolo Benedini, una estrella de su época y familia de Artioli, quien le pidió que crease un complejo a la altura de los coches que en el se fabricarían.

Moderno y vanguardista, diseñó y construyó un complejo de dos edificios contando con todo lo necesario, desde la parte administrativa hasta el estudio de diseño, la planta de motores, un pequeño circuito de pruebas, la cantina para los trabajadores y un showroom para los coches.

 

 

Por un lado estaba el "edificio azul", un cubo de gigantescas dimensiones que llamaba la atención por sus altas paredes, pintadas de color azul y con el logotipo de Bugatti bien visible en el exterior. Esa área contaba con unas gigantescas salidas de aireación en el techo y en un lateral, que eran un recuerdos a los escapes de los Bugatti anteriores.

Por otro lado había un área formada por cubículos trapezoidales que Benedini diseñó para alojar en su interior la pura zona de producción de vehículos.

Para hacernos una idea de la grandiosidad del complejo y el detalle aplicado en su construcción, basta con decir que algunas dependencias contaban con mármol Carrara, otras con zonas acristaladas para permitir que la luz natural entrase en las diferentes estancias y la recepción contaba con un gigantesco mosaico en el suelo. El techo por su parte simulaba los radios de las ruedas de un Type 59.

Artioli quería impregnar a la marca Bugatti y a los alrededor de 200 trabajadores con un aura especial, quería que todos se sintiesen parte de una familia. Incluso se creó un showroom para hacer entregas de coches a clientes especiales, el cual tenía capacidad para hacer en su interior multitudinarias cenas de gala.

Los tributos a Ettore Bugatti estaban por todos lados. Como anécdota, cabe decir que Artioli se hizo con unas puertas de madera que pertenecieron al pionero francés y las puso como acceso principal a una de las dependencias de la fábrica.

Además en la zona de recepción había muchos borradores de antiguos diseños de Ettore, la bandera francesa en honor al origen de la marca y un Type 35 aparcado y siempre expuesto.

La fábrica italiana de Bugatti fue inaugurada el 15 de septiembre de 1990, coincidiendo con el 109 cumpleaños de Ettore Bugatti. Pero entonces todavía no había coche, por eso tuvieron que celebrar esa inauguración con la nada despreciable presencia de 77 unidades clásicas de Bugatti que acudieron al evento.

 

 

 

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